lunes, 2 de mayo de 2011

Cuentos y Fábulas 4: El gusanito

El gusanito




Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes.

¿Hacia dónde te diriges? le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: Tuve un sueño anoche: soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba; ¡debes estar loco!, ¿cómo podrás llegar hasta aquel lugar?, ¡Tu una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó, su diminuto cuerpo no dejó de moverse.
De pronto se oyó la voz de un escarabajo: ¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño? Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: Tuve un sueño y deseo realizarlo, subir a esa montaña y desde ahí contemplar todo nuestro mundo. El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: Ni yo, con patas tan grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso y se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor le aconsejaron a nuestro amigo a desistir, ¡No lo lograrás jamás! Le dijeron, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo y murió.

Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos, ahí estaba el animal más loco del pueblo, había construido como su tumba un monumento a la insensatez, ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos, aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta, poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa, no hubo nada que decir, todos sabían lo que pasaría, se iría volando hasta la gran montaña y realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

¿Hemos cumplido nuestros sueños?

domingo, 27 de febrero de 2011

Cuentos y Fábulas 3: Fijar metas altas

Fijar metas altas




Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta.

A los que escogieron el de treinta les puso una "
C", sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas.
A los que optaron por el de cuarenta les puso una "
B", aún cuando más de la mitad de las respuestas estuvieran mal.
Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una "
A", aunque se hubieran equivocado en casi todas.



Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó: "Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto".



Cuando le apuntamos a lo alto, estamos más cerca de nuestros sueños que si nos conformamos con pequeños objetivos.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cuentos y Fábulas 2: Retrato de un perseverante

Retrato de un perseverante



La historia dice que este hombre fracasó en los negocios y cayó en bancarrota en 1831.

Fue derrotado para la Legislatura de 1832.

Su prometida murió en 1835.

Sufrió un colapso nervioso en 1836.

Fue vencido en las elecciones de 1836 y en las parlamentarias de 1843, 1846, 1848 y 1855.

No tuvo éxito en su aspiración a la Vicepresidencia en 1856, y en 1858 fue derrotado en las elecciones para el Senado.




Este hombre obstinado fue Abraham Lincoln, elegido presidente de Estados Unidos en 1860.


La lección es muy sencilla: sólo se fracasa cuando se deja de intentar.



martes, 15 de febrero de 2011

Cuentos y Fábulas 1: Asamblea en la carpintería

Asamblea en la carpintería

Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
El tornillo aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el serrucho: “Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestras flaquezas, y concentrémonos en nuestras virtudes”.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lija limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano.
Cuando el personal de un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, florecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos —cualquier necio puede hacerlo—, pero encontrar cualidades es una labor para los espíritus superiores que son capaces de inspirar el éxito de los demás.


Quizás, esto puede o suele suceder en cualquier grupo teatral (o cualquier grupo de gente). Por eso, está bueno leer, aprender, sacar lo mejor, y reflexionar sobre esta historia.